Recupero una de mis sueños míticos para empezar.
Estaba corriendo el Tour tan agusto subiendo el Tourmalet a cabeza de pelotón, pero era un tour un poco extraño ya que no ibamos en bici sino botando pelotas de tenis.
A la meta tampoco había que esprintar simplemente se tiraba la pelota hacia la meta.
Tuve mala suerte pues justo al arrojar mi bola me desperté y jamás averiguaré si gané la mítica etapa de la Ronda gala.